No hace muchos años, responder a la pregunta “¿a qué te dedicas?” con un “soy ingeniero de caminos, o de obras públicas, o civil” causaba al interlocutor cierta admiración. Desde hace unos meses esta admiración se ha transformado en palmaditas de compasión en la espalda… ¿Cómo será el futuro del ingeniero civil en este país? Yo apuesto por Internet… ¿Y tú?
Malos tiempos para la ingeniería civil
En estos momentos actuales, quién más quién menos en España está sufriendo los efectos de la situación económica en la que nos encontramos. Las situaciones son de todo tipo:
- gente que trabaja pero que ven su sueldo reducido,
- gente que trabaja pero que cobra su salario con algunos meses de retraso,
- y gente que se ha quedado sin trabajo.
En este último caso, sólo queda apelar a la buena fortuna y que un milagro en forma de oferta de empleo responda a una de las múltiples solicitudes y búsquedas a los que los parados se entregan sin desmayo.
La mala coyuntura abarca a todos los sectores, pero si hay uno especialmente afectado es el mundo de la ingeniería civil. Consecuencia lógica de los recortes producidos sobre las inversiones públicas en infraestructuras, las cuales son el principal sustento del sector ingenieril en general y de la ingeniería civil en particular.
Siembra vientos...
Después de unos años de vacas gordas en los que las ingenierías cosecharon grandes beneficios, debido a la cantidad de proyectos emprendidos desde las distintas administraciones y gracias a los cuales pudieron crecer a gran velocidad de manera exponencial, el cierre del grifo en la inversión ha supuesto un gran revés para aquellas consultorías que crecieron “por encima de sus posibilidades”.
A partir de aquí, todos sabemos lo que ha ocurrido: las ingenierías han invertido recursos en intentar buscar contratos en el extranjero (quizá demasiado tarde) mientras que aquí no se contrata lo suficiente para mantener la infraestructura empresarial existente, se procede a intentar equilibrar los balances reduciendo gastos rápidamente, es decir, deshacerse de personal parcial o totalmente mediante EREs…
Aguas turbulentas
No es una excepción el sector de la ingeniería civil dedicada a la hidráulica y a la hidrología. Y Cataluña, donde resido, es un gran ejemplo… Todos recordamos la época de sequía de los años 2007 y 2008, la cual trajo como consecuencia una “lluvia” de proyectos de urgencia que “regaba” al sector ingenieril de manera abundante.
Así ha acabado la cosa (datos obtenidos de Expansión.com): ACA (entidad de la Generalitat encargada de la política pública de agua) y ATLL (la empresa pública responsable de la red de abastecimiento de agua en alta para 4,5 millones de habitantes del área de Barcelona) con deudas de 1.800 y 700 millones de euros respectivamente (no lo perdamos de vista: unos 415 mil millones de las antiguas pesetas, que se dicen pronto).
Con este agujero, es lógico que las dos principales entidades promotoras de proyectos hidrológicos e hidráulicos hayan dejado de invertir, y si los principales clientes de las ingenierías del sector no ofrecen contratos… entonces ya podemos deducir como acaba el cuento.
En definitiva, con todo este panorama, el futuro del ingeniero civil, en mi caso hidráulico, que desarrollaba su carrera profesional entre caudales ha sido acabar abasteciendo a otros ríos: las colas del paro. Y a esto se le suma la búsqueda de ofertas de trabajo en un sector donde no las hay, y si las hay las posibilidades de conseguirlas son muy bajas.
El futuro próximo del sector
Con todo lo argumentado hasta ahora, he intentado explicar una situación que muy probablemente cambiará el futuro del ingeniero civil y la manera en que tenga que plantear su profesión en este país. Seguramente, la situación de estabilidad laboral tal y como la hemos conocido hasta ahora será muy distinta. El sector ha sufrido una atomización.
Muchas ingenierías que crecieron al abrigo de las épocas de inversiones públicas a troche y moche han reducido su propia infraestructura, desprendiéndose de la mayor parte del personal o incluso de departamentos enteros, y volver a recuperar sus esqueletos anteriores les será arto complicado.
En definitiva, las ingenierías han ido adelgazándose hasta llegar a una talla mínima de subsistencia sin caer en la muerte por inanición.
El futuro del ingeniero civil
Es aquí donde el famoso dicho de que el tiempo de crisis es un tiempo de nuevas oportunidades se hace patente, principalmente para los ingenieros que se han quedado fuera del paraguas que supone el ser una asalariado y que ven que actualmente las posibilidades de volver a serlo son remotas (no lo olvidemos: en algo que saben hacer, que incluso les gusta… en definitiva, su profesión).
Y en este sentido, Internet, este mundo virtual que nos rodea a todos, puede ser una gran herramienta para encaminarse hacia una manera de trabajar, un modo de desarrollar la profesión que quizá nunca hubiéramos ni llegado a plantearnos hace apenas cinco años.
Mi apuesta
Por todo esto, y porque creo que el mundo es de los valientes y que la suerte hay que salir a buscarla, yo también he decidido emprender un camino por este mundo virtual… de momento he abierto la puerta, creando este web/blog dedicado a la hidráulica y a la hidrología… este es el primer paso de este camino que ahora mismo no sé hacia dónde me llevará, pero al menos que no sea por no haber intentado recorrerlo…
¿Y tú, qué piensas?
Me interesa qué opinas sobre este tema, con lo que agradecería que expresases tu opinión y dejases tu comentario. Si te ha gustado el artículo, compártelo por favor!!!